La Laguna, en la isla de Tenerife vuelve a ser la protagonista de unos
fenómenos tan inexplicables como aterradores. En la zona residencial de la
Manzanilla, existe un pequeño solar al que los vecinos llaman comúnmente "el cementerio de perros", lugar que recibe el nombre real de Fuente
de Cañizares, este recinto data del siglo XVI y pertenecía a la iglesia hasta
que fue abandonado para posteriormente llegar a manos del Ayuntamiento de La
Laguna que hace unos meses se ha dedicado a su remodelación. Según varios
testigos, extrañas sombras y presencias invisibles, que detestan las visitas, actúan de forma violenta con los que osan introducirse en su interior, o tan
sólo acercarse al recinto, extrañas lluvias de piedras que surgen de la nada
son precipitadas contra los individuos que despreocupados se acercan al lugar.
Estos entes agresivos no son nuevos en la historia de la parapsicología pero
sin duda son poco frecuentes.
Un caso muy conocido y documentado incluso por la policía, de entes
agresivos, es el recogido por Iker Jimenez en su libro Enigmas sin resolver II,
el caso protagonizado por una familia de Vallecas, los Gutierrez Lázaro que
tras la dramática muerte de la hija del matrimonio comienzan a producirse en su
vivienda fenómenos poltergueits, que en numerosas ocasiones se mostraron
violentos. Recordemos que el fenómeno de las lluvias de piedras lo podemos
encontrar recogido en cientos de crónicas sobre sesiones de espiritismo o sobre
algunos lugares "embrujados".
Manolo D. P., fue protagonista directo de un suceso aterrador y
verdaderamente angustioso, mientras me narraba los hechos acontecidos era
notable su nerviosismo al recordar lo sucedido y prometiendo que jamás volvería
a ese lugar:
"Era pleno día y un amigo y yo decidimos saltar el muro que franquea
la entrada para ver que había dentro, entramos movidos por la curiosidad, el
aspecto que presentaba el lugar era desolador, un par de arboles y un terreno
lleno de arbustos secos, franqueados por dos estanques. Apenas llevabamos unos
minutos allí, cuando comenzamos a oír ruidos como si alguien caminara entre los
arbustos, ademas estos se movían como si algo invisible los estuviera pisando,
se aplastaban de manera incomprensible, de pronto eso comenzó a correr. Nos
percatamos de que venía hacia nosotros así que corrimos como nunca antes, y
saltamos el muro con gran velocidad.¡Lo notaba detrás de mi!, ¡Estuvo a punto
de alcanzarme!. Nos fuimos rapidamente del lugar y no he vuelto ni volveré
jamás".
Eduardo J. H., junto con tres amigos fueron testigos de otro hecho
extraordinario y que hizo peligrar su integridad física, una entidad no deseaba
que nadie estuviera por allí cerca: "Había quedado con mis amigos A. G. H.
y O. D. G. a la una de la madrugada en la fuente de Cañizares para ir a dar una
vuelta, era Nochebuena y todos veníamos de la típica cena familiar. Llegué en
mi moto y lo primero que me llamó la atención fue una espesa niebla que se
había formado en ese lugar y estaba localizada solo en éste, estando despejado
pocos metros antes de llegar. Todavía no había llegado nadie, supuse que había
sido demasiado puntual y me quede sentado en mi moto para esperar, acababa de
acomodarme cuando comencé a escuchar sonidos tras de mi, dentro de dicho
recinto, me levanté y empecé a gritar llamando a mis amigos que creí me estaban
gastando una broma, la broma se tornaba pesada cuando comenzaron a caer grandes
piedras que a punto estuvieron de golpearme en la cabeza, puse en marcha mi
moto y atravesando la niebla me fui del lugar temiendo salir mal parado."
Es en este momento cuando Eduardo se encuentra a sus dos amigos que
habían llegado al lugar antes que él y que con anterioridad habían sufrido
exactamente las mismas agresiones que éste, les fueron arrojadas piedras que a
diferencia de su amigo, éstas fueron cambiando en tamaño ante su decisión de no
abandonar el lugar, como si alguien o algo, pasara de simples advertencias a
una agresión directa. Además fueron testigos como una espesa niebla se formaba
de la nada y que parecía nacer dentro del solar, niebla que posteriormente
dejaría intrigado a Eduardo.
Un cuarto protagonista hace su aparición unos minutos mas tarde,A. L. T.
llegaba en un taxi al escenario de los hechos ya que había quedado allí con los
demas:"Llegué al cementerio de perros a la 1:10, aproximadamente y me
extrañó no ver a nadie ya que mis compañeros tienen la costumbre de ser muy
puntuales, estuve escuchando movimientos de arbustos dentro del recinto unos minutos
hasta que decidí echar un vistazo dentro, lo que me encontré no lo olvidaré
nunca, apenas había trepado el muro y mirado hacia dentro, observo como una
figura humana blanquezina, bueno humana...aquello no podía ser nada humano, su
cuerpo era como vaporoso y se trasladaba con gran rapidez por el recinto."
Hay algo mucho más extraño si cabe, y es un desface temporal que se produce
en el momento entre en el que Eduardo abandona el escenario y el momento en que
se encuentra a sus amigos, según el protagonista tardó apenas un minuto en
encontrarlos pero su reloj decía otra cosa ¡Habían pasado cerca de veinte
minutos!, ¿Qué hizo Eduardo durante éste tiempo, donde estuvo?, ni siquiera él
lo recuerda, ¿Fue la extraña niebla la causante de esta pequeña fractura
temporal?.Este dato no es precisamente nuevo sobre otros casos investigados, en
los cuales los testigos aseguran haber sufrido una importante perdida de
tiempo, perdida en la cual resulta evidente decir que los que las han sufrido
no recuerdan el más mínimo detalle.
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