Muchos son los lugares en España que el ejército y demás cuerpos de las fuerzas armadas dejaron abandonados por todo el país. Lo que antiguamente fueron cuartales, barracones, puestos de vigilancia o centros de investigación, hoy son centros de educación, clínicas o centros de acogida para los más necesitados. Pero un gran número de estas grandes edificaciones han sido víctimas del olvido y el abandono, donde ya solo se escucha el eco del tiempo pasar por sus desgastadas paredes, extraviándose años de servicio, historia y vida.
Algunos de estos centros cuentan grandes leyendas de misterios que ocurrieron en su interior y que aún hoy se sienten, haciéndose notar para no pasar al olvido. Uno de estos lugares es el cuartel de la Marina “Manuel Lois”, en Las Palmas de Gran Canaria.
Orgullo de la marina y base militar durante varios años, el actual cuartel Manuel Lois ha sufrido un gran espectro de cambios a lo largo de los años. Según cuentan, pasó de ser uno de los puntos estratégicos mas importantes, tanto por su gran dimensión y capacidad para albergar tropas y armamento, como por encontrarse en la capital de Gran Canaria en un momento histórico en el que era esencial como punto estratégico como era la guerra civil, ha ser un punto de decadencia donde enviaban soldados enfermos, malheridos y con una pesadumbre psicológica causada por la guerra y el abandono en medio del desierto barranco. El mal estado de las tropas internas por esos motivos sumado a que uno de los barracones se usó para confinamiento de republicanos arrestados por sus ideologías (y la clara confrontación entre éstos y los militares enfermos y heridos) acentuó el mal ambiente, dando lugar a una serie de numerosos y, en ocasiones, extraños suicidios en este edificio de la marina. A pesar de que éste hecho se ha mantenido hasta día de hoy sin una confirmación oficial, permaneciendo su imagen pública y “legal” como un cuartel impoluto digno de admiración y orgullo, los secretos a voces de lo acontecido en su interior por parte de las familias de los afectados, tiende un velo negro de amargura sobre el lugar.
Años después, y sin explicación oficial, el cuartel fue abandonado. El conflicto acabó y las fuerzas armadas no consideraron práctico ni rentable mantener este complejo de edificios que en el pasado fue testigo de un orgullo ya extinto por el paso del tiempo.
Poco a poco, el frío y solitario barranco fue engullendo en el olvido toda la grandeza pasada del lugar. Donde antes habían tropas de maniobras o disfrutando de sus momentos de ocio en la piscina o campo de fútbol del cuartel lleno de vitalidad, comenzó a sobar el triste y frío aire del olvido, comenzando los rumores de los ecos del pasado que aún se escuchan en el lugar. Según cuentan, entre sus laderas, casas, trincheras y barracones pueden escucharse por las noches los delirios y gritos de aquellos que se suicidaron en el lugar, además de los quejidos y pesadumbre de los enfermos que vieron acabar sus días en maltrechas camillas en la enfermería del cuartel, trasladados hasta la isla por su imposible incorporación al cuerpo activo del ejército. Este rumos se acrecentó cuando el cuartel fue escogido para la práctica de Airsoft, (deporte de simulación militar con un fin lúdico, sin tener nada que ver con fines bélicos ni violentos) por lo que fueron muchos los testimonios de jugadores que, en sus partidas nocturnas, pudieron sentir el renacer del dolor que había visto aquel lugar, escuchando y sintiendo toda una serie de fenómenos y presencias.
No pocos fueron los curiosos que, tras escuchar lo que ocurría en el interior del cuartel, decidieran inspeccionar por el terreno. Aparte de varios graffitis, tags y pinturas sin sentido, los improvisados investigadores encontraron en uno de los túneles que se adentran a cerca de 50 metros bajo el barranco restos de rituales satánicos y misas negras, tales como velas, huesos, pentagramas, inscripciones de índole amenazador como la “no saldréis vivos de aquí” e incluso el número 666 escrito por todas las paredes, testigo mudo de lo que ocurría en su interior.
Actualmente en el año 2009 el recinto sigue cerrado bajo vigilancia ya que hace poco lo a adquirido la delegación general de tráfico para habilitar en su interior una zona de circuitos donde se examinarán en un futuro los alumnos de cualquier carnet de conducir que necesita de examen práctico en circuito.
Los guardias de seguridad no han querido de momento prestar declaración alguna en las pocas ocasiones que han intentado hacerle cualquier pregunta, pero sí es cierto que, al rebelarles hacia qué tema estaban interesados que les hablaran, un cierto titubeo y nerviosismo nacía de sus rostros, a la vez que les invitaron a abandonar el lugar. ¿Serán los guardias testigos del eco del sufrimiento pasado del lugar?¿Qué provocaba ese nerviosismo en sus mirada?.
Yo fui soldado del manuel lois
ResponderEliminarY es verdad todo lo que dicen
Eliminarbuenas señor !!! podrias ponerte en contacto conmigo?? 658535846 Nichel me gustaria saber cosas sobre este lugar :)
EliminarQue movidaa
ResponderEliminarYo servi ahi en el año 1995 reemplazo 5/95 y es una pena ver en el estado que lo han dejado, servi en la segunda compañia de fusiles tambien conocida por la U.N.I.R. y es cierto lo de los gritos por la noche y ruidos y movimientos extraños.
ResponderEliminarServí en el año 1995 reemplazo 1/95 como cabo instructor
ResponderEliminarYo fui 6/84 y de lo que se dice nada.y un poco de respeto para los q estuvimos allí.
ResponderEliminarYo estube en el segundo del 1994 en la UNIR y lo pase de puta madre viva manuel lois
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